viernes, 31 de marzo de 2017

Viaje actual al Parnaso

¿Qué cantan o denuncian los poetas españoles de ahora, de esta hora crucial? ¿Ejercen influencia o presión en la sociedad, buena o perniciosa? ¿Se ha apartado esta, la sociedad, de ellos por ignorancia o porque los considera elitistas, ininteligibles e infatuados? ¿Merece la pena echarlos un vistazo y tenerlos en consideración? ¿Son comparables a los de las generaciones del 98, el 27, el 36 o el 50? Muchas más preguntas y perplejidades me dejo en la pantalla. Lean y ofrezcan su respuesta.

Como Cervantes llevara
a los poetas de antaño
con humor y gallardía
a la cumbre del Parnaso
para que Apolo les diera
sí o no su beneplácito,
llevo yo aquí a los actuales
poetas y poetastros
que pululan en España
como insectos engordados
por la autosatisfacción
de sentirse coronados
por el Rey o por el público
republicano o monárquico…
Allá arriba el dios Apolo
-o Venus, si es que es el caso-
los admitan en su reino
de laureles y topacios
o les dejen a las puertas
del paraíso soñado,
según valgan o no valgan
para el altísimo encargo
que les Musas de Helicón
para el pueblo les han dado.
Si Miguel subió a sus vates
en tercetos bien trenzados
y en un barco a toda vela
por el mar Mediterráneo,
yo lo haré en vulgar romance
del idioma castellano,
que es más fácil de entender
para el vulgo inculto y vago
que se aprecia en nuestros días
listos y necios mezclando.
Y si el “poetón valiente”,
ya por sus cabellos cano,
no se atrevió a difamarles,
tampoco yo, pues no valgo
ni para maledicencias
ni para ejercicios vanos.
La poetambre padece
un hambre de muchos años,
y ello merece el respeto
de este comedido bardo.
Entremos ya en la espesura,
dejémonos de preámbulos
y citemos de pasada
con natural desparpajo,
la nómina de viajeros
camino del Monte Sacro.
Va el primero, por sus méritos,
KARMELO IRRIBARREN, vasco;
Le sigue ALBERTO DE CUENCA,
un bibliófilo oceánico;
Detrás llegan como avispas
vibrantes al sol de mayo:
JOSÉ LUIS GARCÍA MARTÍN,
socarrónico asturiano,
ANTONIO GALA e IRIGOYEN
malamente emparejados;
VÍCTOR PEÑAS, MANUEL VILAS,
CARLOS MARZAL y A. DAGANZO,
cada cual con sus encajes 
de versos cortos o largos;
PABLO el menda y LÓPEZ NAVIA,
por Vitruvio separados,
JOAQUÍN SABINA, letrista
y voz ronca de sus cantos;
ALFONSO USSÍA, cortés
de la Corte bien tratado,
CORTÉS BRACERO, un ingenuo
alanceador a trancos;
FELIPE BENÍTEZ REYES,
guardado como oro en paño
en el Cádiz saleroso
que es el yunque del fandango;
MANUEL GAHETE, al que Córdoba
sujeta en la haz de la mano,
ANTONIO LUCAS, el Loewe,
premio más que codiciado
por su montante económico
de un mecenas raro, raro,
con JOSÉ RAMÓN RIPOLL
portando ese mismo fardo;
VICENTE MOLINA FOIX,
novísimo ya avejentado;
COLINAS,  melena al viento
y perfectamente clásico;
MANUEL LÓPEZ AZORÍN,
de casta le viene al galgo;
ENRIQUITO TRINIDAD,
honesto que ni pintado;
VERÓN DE CALATAYUD,
epigramas fabricando;
FRANCISCO BRINES, de Oliva;
MANUEL ALCÁNTARA, cántaro
de ginebra trasegada
a la orilla del Atlántico;
el CABALLERO BONALD
tantas veces naufragado,
aunque sacado de apuros
por el babélico fámulo;
PABLO GARCÍA BAENA,
PABLO GARCÍA CASADO,
PERE GINFERRER, muy tímido,
con ANDRÉS TRAPIELLO en cargos;
JAIME SILES, LUIS SUÑÉN
y SÁNCHEZ ROSILLO al lado;
JAVIER LOSTALÉ, en azul
por las ondas de la radio;
 JULIO LLAMAZARES,” lluvia
amarilla” sobre el páramo,
MIGUEL ÁNGEL MARRODÁN,
tan malo como un pecado,
JUAN CARLOS MESTRE, maestro
del acordeón recitando;
MANUEL TERRÍN BENAVIDES,
el terror de los Jurados,
JUAN VAN HALEN, periodista
orondo de grato trato;
LUIS ANTONIO DE VILLENA,
con un joven tonteando;
JAVIER VILLÁN  a los toros
y al teatro retratando…
y el discretísimo CONDE
DE ABASCAL, que es un milagro
de elegancia y compostura
en medio de tal marasmo.
Ahora pongamos aparte
a las damas del muestrario
pues son más guerreras ellas
que los varones citados.
Véanlas: CLARA JANÉS
y ANA ROSETTI son claros
ejemplos de seducción
y señorío palmario.
Les siguen ELENA MÉDEL,
ÉRIKA Y NEREA DELGADO,
LUNA MIGUEL, ADA SALAS,
PUREZA CANELO, un cardo,
JUANA VÁZQUEZ, CARMEN JUAN,
SARA BÚHO, LUISA CASTRO,
OLVIDO GARCÍA VALDÉS,
JULIA UCEDA y… ¡alto, alto!
que si doy licencia a todas
el romance no lo acabo,
que es que son cientos y cientos
y no caben en el barco.
Para el timón, timonel,
queda a la vista el Parnaso.
Pues no juzgué yo sus libros,
sus aciertos o fracasos,
juzguen ustedes, lectores,
y que las Musas y Apolo
se pongan de acuerdo un rato.

a.sotopa@hotmail.com
91 8470225

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