viernes, 23 de diciembre de 2016

Misterio divino




El Niño Jesús
en la Nochebuena
demandó la cena.

Dame de mamar,
le dijo a María
con el frío que hacía.

Y la Virgen pura
a la Criatura
le acercó el pezón.

Entonces José,
se ignora por qué,
dejó de serrar.

La sierra en el brazo,
fue a darle un abrazo
a su dulce Hijo.

Nunca un padre hiciera
eso a su manera
tan delicadísima.

Y es que en entretanto
también besó el santo
a María Santísima.

El caso es que el buey,
como era de ley,
calló y se aguantó.

La mula rió,
el río corrió,
el cielo bajó.

Llovía, nevaba
y la puerta estaba
blanca, blanca, blanca.

Misterio divino.
Gracias al que vino
porque nos convino.

Solo en Navidad
se entrañan Camino
y Vida y Verdad.

91 8470225

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