Pensamientos desperdigados

1.     Sé sencillo, como la rosa o el clavel, que dan todo de sí nada más que nacer, y qué bien, sin pretender ser otra cosa que la que se es.

2.     Piensa en ti, y los demás que convengan o converjan contigo, si es que les es posible, que lo dudo, amigo.

3.     No te inmutes. Ya el mundo gira y muda solo. Déjalo que cambie y no te abraces a la flauta de Bartolo.

4.     Dígasme que sí o que no, igual de impoluto voy a mantenerme yo.

5.     Ser uno mismo no quiere decir que a veces no seamos dos: el que se muestra y el que tú esperas recibir. Partición e impartición.

6.     Te llamé, pero estabas en otra parte que no era la mía esa vez. Llámame, llamamé.

7.     ¿Quedamos? Vale. Pero cada cual a su cargo, lacayo. Hale, hale, que es pequeño el espacio común que nos vale.

8.     Cuando hablo o escribo no miento. Si mientes tú, tururú, viento, viento.

9.     Te dije que sí y te dije que no. ¿Cuál de los dos era yo? ¿Y cuál y cómo eras tú, que aceptaste sin más pensártelo que yo era fiel y cruel a la vez? Todavía no lo sé.

10.                        Convengamos en uno. ¿Será posible siendo dobles, el que se esconde y el que no? Vete tú a ver y saber. Hoy no es lo mismo que ayer.


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