Nuestra Señora de La Almudena

Cuatro sílabas de arena
removidas por Carmena
alcaldesa capital.
Ploran de rabia y de pena
los fieles a la verbena
de su Virgen celestial.

Protectora y ascensora
en esta y en la otra hora,
la patrona de Madrid
seguirá siendo Señora
de la gente que la adora
como a innata Emperatriz.

Se va a enterar la alcaldesa,
pues nunca podrá contra esa
imagen de la ciudad,
por más que ella se halle presa
de una Rita mal confesa
de supuesta indignidad.

Toledanos, segovianos,
católicos o paganos,
se allegan en procesión
a honrarla gratos y ufanos
con los “gatos” soberanos
el día de su función.

Almudena. El alma llena
con el corazón en vena
de una histórica raíz
que nos une y envenena,
nos contrasta y nos amena
por Madriz, Madriz, Madriz.

Todos caben en su entorno.
Para bollos está el horno
y debe continuar
ardiendo frente al bochorno
de algún que otro tonto al torno 
que nos lo intente apagar.


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