martes, 28 de julio de 2015

Me voy a pasar siete pueblos...segovianos

Al ritmo que me he impuesto este verano, me voy a pasar (pasear) siete pueblos segovianos: Iscar, Cogeces, Megeces y Vallelado, siguiendo al Cega, y Aldeasoña, Fuentidueña y Laguna de Contreras, yendo por las márgenes de su casi paralelo Duratón. Los ríos y sus términos adláteres constituyen mi mayor atracción, ocupación y preocupación, desde hace bastantes años, y así lo he dejado escrito para el complaciente lector y para el resto adormecido de los archivos. Sé que en sus corrientes aguas va, y me va, la vida. Pararé poco, pero no dejaré de merendar en sus húmedas bodegas al atardecer. Tal y como se lo montan sus labriegos y hortelanos vecinos, será un placer, compartido con ellos, empinar la bota o el porrón y asar a la brasa de mostelas retorcidas chorizos y chuletas (de cerdo y de cordero). Que nos aprovechen. Para “chuletas”, los habitantes duros de estos pequeños pueblos segovianos a los que nunca les falta ni les faltó, ni en invierno ni en verano, un pincho superdorado al fuego y al que echarse a la boca, y, entretanto, hablar, hablar, hablar…, comunicarse. Comen y hablan a la vez, lo que muchos otros no saben. Me van a acompañar, además, en este reencuentro, una sarta larguísima de profesores: Teódulo García Regidor, Manuel Mayor, Jesús de Blas, Carlos Álvaro, Gonzalo Rodríguez, Juan Cuéllar, Emilio Pascual, Esteban Calle, Ángel González Sacristán, González Linares…, la repanocha. Segovia es tierra y agua criadera de maestros y poetas nacionales, repartidos por el ancho mundo. Así que allí, donde ya dije, nos encontraremos para contarnos, en primera instancia, nuestra infancia desarrapada y desparramada. Exiliados fuimos por mor de la paupérrima economía de los cincuenta-sesenta, pero hemos progresado. Como ellos, los que resistieron en la besana. Y volvemos a juntarnos. Pues qué bien.


918470225

a.sotopa@hotmail.com

1 comentario:

  1. Buena compañía llevas. El arcángel San Rafael te guarde. De lejos, desde Málaga, te seguirá mi súplica al Cielo porque te sirva, mi súplica, de can que te ladre los peligros en el camino. Acércate a Castrillo Tejeriego (también allí llegó Cela en sus Judíos, moros y cristianos) que tiene un arroyo cangrejero, de hermoso nombre,el Jaramiel.

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