Tertulianos comecocos

Conocidas y seguidas
como un notorio espectáculo
son las llamadas tertulias
que se ofrecen a diario
en las pantallas domésticas
de este país de aforados,
cotillas, frescos, garrulos
y demás animalario
que se pasan horas y horas
discutiendo y comentando
los asuntos más dispares
del gobierno del Estado
en un guirigay horrísono
de peleas entre gallos:
“toros sí o toros no”,
“súbditos o ciudadanos”,
“paga extra porque sí
al sufrido funcionario”,
“naciones o autonomías”,
podencos, zorros o galgos,
el “sálvame, corazón”
de te quiero y no te aguanto,
la banca autosuficiente,
la economía del paro,
monjas en los monasterios
o en los mítines montándoselo,
corruptos a punta pala,
curas casados o castos…,
y así a las bravas, luciéndose
como patos, como pavos,
con ademanes de líderes
y caras de mentecatos,
entre izquierdos y derechos,
céntricos y asistemáticos,
víctimas y verduguillos,
repúblicos y monárquicos,
cantamañanas orondos
y podemitas ufanos,
fachosos fascistas jóvenes
y viejos totalitarios,
repitiendo y retorciendo
sus argumentos baratos,
venga a machacar lo obvio
pero sin dar en el clavo.

En ellas Pablito Iglesias
con un tizón en los labios,
en la coleta un rebujo,
en la mirada un relámpago,
se despepita insolente
sobre el tema carcelario:
“los prisioneros de ETA
merecen un desagravio”.
En ellas Bescansa impávida,
sin inmutársele un párpado,
le suelta a Eduardo Inda:
“eres malo, malo, malo”.
Allí habla el Errejón,
barbilampiño becado
que aún no ha devuelto el dinero
de su no hecho trabajo
que Málaga le pagó,
por supuesto, adelantado,
y dice cosas como éstas
guiñando un ojo castaño:
“vamos a tomar el cielo,
si os descuidáis, al asalto;
por fin, hijos… de la casta,
el miedo cambió de lado”.
Allí Tania se desfoga
por los fueros de su hermano,
“al que ni le conocía”
pero le dio un millón largo,
(¡oh música celestial
de Aúpa, toma lagarto!)
Allí Maruhenda defiende
“lo que no está en los contratos
de Rajoy con sus votantes”
antes de vencer a Rato
por el dedo divinal
de Aznar, que es su jefe macho.
Allí las dos Isabelas
reparten el bacalao,
Durán y San Sebastián,
damas de porte ilustrado,
y Edurne y Cristina Schlinchting,
Montse Suárez y el pasmao
de Jaime González, hombre
que en ABC está sembrado
con sus cortos y sutiles
y enjundiosos comentarios,
se lanzan con ironía
frente al asiento contrario
de la extremeña ex ministra
y el socialista bragado,
que no admiten sus torpedos
ni sus datos ni sus dardos.
En otras tertulias suenan
Alfonso Rojo y Graciano,
dos  palomos de alerones
que se los tienen cuadrados
en la 1 y en la Sexta
y en las horas 24
y en la Telecinco obsesa
de Jorgito y de La Campos,
con Carmelo, con la Esteban,
con  la Ana , con la Charo,
con Javier Ruiz y sus cuates
y la  rosa de los sábados
que está incómoda en su sitio,
y otras tantas y otros tantos.
Cascabeles para todos
si es que no fueran tan vanos.
¡Tertulias de comecocos,
ay quién pudiera salvarnos
de la gran estupidez
que dispensan a diario!
No hay óptica conveniente
porque da grima escucharlos;
de sus sentencias parciales…
es que estamos hasta el nabo.
Bendita sea la hora
en la que dejéis de hablarnos.
Para confundirnos más,
no más os necesitamos.
Adiós, oídos y ojos,
adiós, adiós, tertulianos.

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