martes, 3 de marzo de 2015

Una tragedia griega más, absolutamente contemporánea


Los griegos de la Hélade inventaron el teatro trágico –Esquilo, Sófocles, Eurípides, grandísimas glorias literarias- y XXV siglos después lo siguen representando y padeciéndolo. No sólo son protagonistas sino sufridos agonistas de su propia y altiva malversación, por encima de sus posibilidades. Agónicos se hallan ante el toro de Europa con nombre de mujer, la aguerrida Ángela Merkel, que les exige lo que no pueden pagar por dilapidar viejos y actuales tesoros. (Y que no le culpen por escombros del Partenón a Inglaterra). No se ven más que ruinas en su entorno, casa por casa, calle por calle, mercado por mercado. ¡A levantar y levantarse!

¡Oh, el vino, oh, la carpuya, oh, los olivos plateados, oh, los laureles a los atletas desnudos de Olimpia!  ¿A dó fueron, en que quedaron? ¡Ojalá lleguen al puerto de El Pireo u a otros igual de históricos y navegantes, pero Salamina, Patrás y Maratón no están por la labor y se reproducen, tristes y desolados,  cuerpo a tierra, al canto de unos millones de euros que deben depositar urgentemente en las bancas de la troika, y si no, nada. Adiós ninfas, musas, dioses, panes, sátiros y filósofos. Las islas son bellísimas, pero no pueden sobrevivir autárquicas sino en conexión con la unión europea, que es la que manda y les ha dado de comer, vestir y fardar… hasta ahora. Cuatro meses les resta para que se pongan a dieta o régimen nuevo…y acoquinen lo que es debido. A mí me duele esta exigencia impertinente, pero yo no soy nadie con mando en la caja de Pandora. Si el teatro es un juego, este es un juego muy peligroso. ¡Vade retro, Syriza; vade retro, Varufakis!

a.sotopa@hotmail.com
91 847 02 25

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