No paro de llorarle
a él, que era la risa
más niña y cojonera.
Cochinillo feroz,
no dejó de hocicar
en toda prensa justiciera.
Zahurdano Platón,
se ensañó con pasión
frente a la complacencia torticera.
Yo navegué en su barca
por el Eresma y la alameda del Parral
en que Machado el Bueno discurriera.
Fue un río estrepitoso
y un acueducto de palabras claras…
Se lo llevó la primavera.
91 847 02 25
a.sotopa@hotmail.com
No hay comentarios:
Publicar un comentario