Se pone en venta el castillo de Castilnovo (Segovia). Increíble, pero
cierto. ¡Ay, si tuviera dinero, cómo me haría con él! Quince millones
de euros cuesta, y es poco para lo que vale. Pero soy solo un soñador y
visitador de paisajes y habitaciones inefables. Allí pasé algunos de mis
más inspirados días y noches. Allí recité versos romanceros, propios y
anónimos. Allí, al sol frotando sus muros mudéjares, canté las tonadas
de Agapito Marazuela y oí continuos y acertados refranes referidos a la
tierra y el tiempo. Allí repasé la biblioteca del Marqués de Lozoya y
toqué y besé la mesa en que despachaba sus escritos artísticos. Allí me
sentí un Azorín por horas, ojo avizor y pluma llana. Allí me refugié
para dar el último toque a la redacción de POR EL DURATÓN AL DUERO, en
las orillas del corriente San Juan que biografió el inolvidable Manuel
González Herrero, seoviano universal. Allí me enclaustré como un monje
medieval para reposar mis pasos a través de EL CEGA CIEGO, en el que
sigo entretenido. Allí presenté, entre armas y máscaras mexicanas, EL
PRÍNCIPE QUE SE QUERÍA CASAR, alegoría cómico-dramática de las andanzas
enamoriscadoras del actual rey Felipe VI cuando se iba de flor en flor
en busca de novia, para acabar casándose con una plebeya asturiana de
este país maravilloso. Allí llevé a los periodistas de la FEPET y a los
viajeros pícaros del GLORIOSO MESTER, que se quedaron entusiasmados y
boquiabiertos. Allí metí, como era mi deber histórico, al valido de Juan
II de Castilla, el chulísimo don Álvaro de Luna, y a la Reina Isabel la
Católica, y a los rehenes hijos de Francisco I de Francia tras la
batalla de Pavía. Allí escuché la batida del viento en las ramas de los
álamos -¡ay, madre, cómo los menea el aire!- y allí seguiría escuchado
esa canción, y allí volvería con Jesús Casla, José Carlos Monsalve,
Ángel Esteban Calle, Josefina García, Noé de la Cruz y tantos y tantos
demás amigos…para coloquiar al atardecer (de la vida). Allí finalmente
dejaría expirar mi alma con los documentos que me salieron de ella.
Se vende el castillo del Condado de Castilnovo, entre Villafranca y
Valdesaz, y ya no quedarán a mi disposición ninguna de sus estancias ni
terrazas, ninguno de sus bordados trajes medievales con los que me
revestía de juglar, ninguna de sus mohosas espadas con las que alancear
fantasmas, porque fantasmas dicen que aparecen bajo las camas y por los
pasadizos… ¡Cuidado, no os sorprendan! No me queda otro remedio sino
novelar la historia de este paraje insólito, como lo hiciera Espronceda
con el castillo de los Alburquerque durante su exilio y reclusión en
Cuéllar, con SANCHO SALDAÑA, castellano ideal, de protagonista.
Cualquier día lo haré, palabra de honor, dadme tiempo.
La fortaleza cuenta con 5.457 metros construidos, remozados y declarados
BIC (bien de interés cultural) en 1.931, año de la II República, que se
caracterizó por la divulgación de los tesoros inmobiliarios
desasistidos, a los que hay que añadir terrenos semisalvajes y
hortícolas extendidos por varias hectáreas. ¿Quién los quiere y los
puede pagar. Yo no. Lo siento. Dejadme solo llorar su pérdida. Y que
alguien se quede con esta joya de incalculable valor.
a.sotopa@hotmail.com
91 847 02 25
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