Preparado para el parto
de Santa María virgen,
el superdoctor Monsalve
acudió al Belén insigne
donde nacía Jesús
aunque era Dios invisible,
y en menos que cantó el gallo
del amanecer en ristre,
vio cómo el Niño lloraba
y reía, sin sentirse
más que el batir de los ángeles
sus alas inaccesibles.
¡Qué operación más divina
allí debió producirse,
pues el vientre de María
no mostraba cicatrices.
Volvió el doctor a Segovia
y en ella atiende y recibe
a todo el que solicita
una subvención plausible.
¡Navidad, ay, Navidad!
Los sueños también existen.
a.sotopa@hotmail.com
91 847 02 25
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