“Échanos, ¡ay!, una mano”,
le dijo José María
al Niño Dios que dormía
en un Portal segoviano.
Y el bueno del Niño Dios
no sólo le echara una
sino que le dio las dos
con el Sol y con la Luna.
Esto ocurre en Navidad
cuando los ángeles cantan
y al mundo terreno encantan
con su belleza y bondad.
José María le abrió
su Casa de par en par
y en seguida se marchó
a trabajar, trabajar…
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