martes, 11 de noviembre de 2014

Romance del extremeño Monago

Ante Monago ¿qué hacemos
y, pobre de mí, qué hago?
El tiempo nos lo dirá
y el tiempo va para largo,
mientras se ponen de acuerdo
los jueces y el destapado
sobre sus viajes atlánticos,
que eran viajes de rey mago,
pues le pasaba la cuenta
a la cuenta del Senado.
Treinta y dos vuelos en dos,
tres y cuatro o cinco años
dan mucho de sí, lector.
¿Se los pagaba el Senado?
¿Y por qué, por qué, por qué
semejante mecenazgo?
¿Se lo merecía el prócer
por sus íncubos trabajos
o era inmoral donación
a la que ponía el cazo
ante la malversación
de las arcas del Estado
sin el preciso control
a sus manejos y amaños?
Difícil es la cuestión.
En esas y esos estamos,
ya que el susodicho no es
el único denunciado.
¡Oh Señor, cuánta presuncia!
¡Oh Señor, cuánto relajo!
¿Hasta cuándo tanto robo,
tanto envite y cacicargo?
Muy natural es que el pueblo
se soliviante indignado.
Paga lo que has de pagar.
Y calla, calla, Monago.

a.sotopa@hotmail.com

91 847 02 25

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