martes, 25 de noviembre de 2014

Ay mujer, mujer, mujer: La rosa frente al clavel

¿Por qué, ante quién  y hasta cuándo
la mujer ha de ser diana
de la violencia de género
que contra ella se ensaña?
¿No es obrera, madre, esposa
en cuanto que se levanta
y hasta que llega la noche
se halla adornando la casa
o está trabajando a tope,
casi por arte de magia,
de aquí para allá limpiando
y poniendo buena cara?
¿Qué hace el hombre en el café,
en la oficina o la plaza,
en la calle o en el comercio,
que valga más que ella valga?
Iguales son los dos seres
de naturaleza humana
y el respeto y el amor
deben ser, ay, su alianza.
Pero resulta que algunos
echan al aire una cana
y ellas, pobres, les disculpan
cual si no ocurriera nada.
O esos disolutos monos,
pues de monos son sus ánsias,
se pasean, y muy chulos,
y agreden sin son ni causa
a la dulce compañera
que les alisa las sábanas.
¡Si serán tontos los hombres
que buscan a pata brava
algo mejor que no tengan
a la mano de la amada,
o que, encima, la torturen
con un machismo sin gracia!
Basta ya de patriarcado,
con matriarcado nos basta,
pues son tiernas, dulces, probas,
mantenedoras y sabias.
Y ahora, que lleguen los jueces
y les metan en la jaula.
¡Qué zoo más degenerado!
¡Qué zoo, Dios mío del alma!
Soy hombre. Por eso clamo
que esta especie se rehaga
o se extinga de una vez.
¡Coño, que el coño eche en falta!


a.sotopa@hotmail.com
91 847 02 25

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