Los ojos de la patata

Más ojos que una patata
que se acaba de sembrar
muestra la caspa española
que es muy dura de pelar.
Unos miran adelante,
otros miran hacia atrás,
otros ocultan las ganas
de medrar y de engordar,
mientras enredan el patio
de la gran cuestión social
con utópicas promesas
de dar trigo, vino y pan
a todo bicho viviente
sin acabarlo de dar,
que es que son unos bocazas
boquilargos nada más.
Siempre ha estado el pueblo mío
pendiente de su mendaz
prosopopeya creciente,
y hasta el colodrillo está.
O nos resuelven la causa
que causaron para mal,
o se fuman sus palabras
en la pipa de la paz,
y aquí no ha pasado nada,
pero sí puede pasar
si se empeñan en seguir
como hasta ahora: fatal.
La patata anda caliente,
no se acaba de asentar.
Previo aviso. Señorías:
brindis al sol, no más ya.


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