Cien millones de euros ha ingresado la Comunidad de Madrid –dicen las crónicas- con la venta de cien edificios infrautilizados en 2014, lo que supone el doble de beneficios de 2013 por operaciones semejantes. O sea, que la cifra engorda las arcas del municipio capital y aledaños, pero a este paso nos quedamos sin ese Madrid palaciego, ostentoso, faraónico (de Gallardón) y escasamente funcional. Es la filosofía o la economía del tiempo de los recortes. No hay toros apenas tampoco, pero hay recortes de cuernos populares, que no son precisamente cuernos de la abundancia, como los de la diosa de los cereales, llamada Deméter en griego y en castellano.
Lo más curioso de la noticia o notición –que sin duda ya han recogido los Cronistas Oficiales de la capital del Reino- es que enseguida se han aprestado algunos ricachones particulares o societarios para quedarse con ellos, con esos monstruos inservibles, y explotarlos a su gusto. Es decir, que dinero haberlo haylo. A pesar de lo que nos han robado por la puerta de atrás los catalanes pujolistas, que pujar, pujaron también, en negro, claro, o nada claro: En la sombra –asombrémonos- de los paraísos fiscales de Andorra, Suiza, Croacia...y aín de Mas.
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