martes, 5 de agosto de 2014

Pregón de la Velilla 6 agosto 2014


A La Velilla, señoras
y señores del lugar,
en sus fiestas patronales
con pasión voy a cantar.
Ténganse todos en pie
y no se distraigan. ¡Va!
Va por propios y foráneos,
que aquí no cabe uno más
con ganas de divertirse,
beber, bailar y yantar,
y nombro a algunos paisanos
vistos por casualidad,
nombro a Ángel Esteban Calle,
nombro a Salva y a Germán,
Luis, Goyo, Fernando, Seve,
Nacho Davía y su afán
por reconocer las cuevas
pintas de la antigüedad,
nombro a Pablo, Jorge, Pedro,
y nombro al hombre galán
que se llama Andrés Hernando
con calle ya a dedicar,
y a Mati, Sisi e Isabel,
hembras buenas como el pan…
(A aquellos que no nombré,
dénse por nombrados, ¡já!
Nadie es más que nadie y nadie
fuera de mi canto está)
Es La Velilla una puebla
segoviana  singular
en la que reina la jota
con un paloteo par,
y en él hombres y mujeres
se expresan tal para cual
trenzando sus cuerpos y almas
a los ritmos del compás
de la flauta y el tambor
en plan de hermosa igualdad:
nada tan apetecible
para el que hoy es su juglar,
este que os habla a la cara
en versos de bien rimar.
Anda jaleo, jaleo,
La fiesta no acabará
sino después de la noche,
noche de amar y soñar,
cuando refleje la luna
su carita almidoná
sobre el río pedregoso,
croa que le croarán
las ranas como hace siglos
a la espera de un galán
escondido entre los riscos
del encinar chaparral.
Verdes, que las quiero verdes
y en un platillo en el bar.
Pues fue fatigoso el año,
demasiado laboral,
y estamos en el  momento
en que la cosecha ya
se resguardó bajo techo
o en los porches del corral,
holguemos con trajes típicos,
como ellas suelen holgar
a la luz de las estrellas
y algún cometa fugaz.
Aquí hoy todos somos reyes
sin corona y sin disfraz.
Aquí hoy todos nos lanzamos
a gozar, gozar, gozar.
Aquí no se estanca el agua,
va camino de la mar,
abriendo nuevos senderos
entre roca y robledal.
Y si se estanca en verano,
mejor para el personal,
que así se moja el ombligo
y acaso un poquito más,
pues conviene en la canícula
cierto grado de humedad.
Es sin duda “El Salvador”
la ocasión fundamental
de dar rienda a la alegría
con el sol por capitán,
de modo que junto al Cega
y el Vadillo recental,
mozos, mozas y chiquillos
de gay saber retozar,
disponen de un paraíso,
paraíso terrenal,
entre juncos y vergueras
y a la sombra del pinar,
donde balan los corderos,
vuela alto el alcotán,
se evade la codorniz
y se levanta el faisán.
La hacendera de los ríos,
costumbre tradicional,
que con notable trabajo
y entusiasmo practicáis,
no la dejéis de atender,
en ella la vida os va
para que fluyan las ondas
tan limpias como un cristal
y den sus frutos dorados
el manzano y el peral,
se avergüencen los tomates,
se arredonde el patatar,
las lechugas se expansionen
y el campo luzca total.
Quiero veros juntos, juntos
componiendo un solo haz
de ilusiones y trabajos
en concordia y amistad.
¿Dónde está Silvia Clemente,
la hija pródiga feraz
que se fue de Consejera
en labor medioambiental
y antes en Cultura y Arte
de la Junta popular?
Muéstrese, que es nuestra enseña.
Pronto, pronto volverá
a la casa de sus padres,
al redil de la verdad.
A la sombra de Pedraza,
castillo en piedra angular
y muralla contra el árabe
siniestroso Abderramán,
pedidle al ayuntamiento
que os ayude sin parar
a mejorar la estructura
de las calles y el umbral,
pues sois carne de su carne
y uña suya musical
en las Veladas de Julio
cuando llegan a aparcar
sus veinteiséis mil turistas
si no acaso alguno más.
Julián de Antonio de Pedro,
hombre serio, fiel, cordial,
en este y otros asuntos
está dispuesto a ayudar.
¿Tenéis problemas fecales?
¿depuradoras ansiáis?
Pues escrito al canto y luego
a esperar, vuelta a esperar,
que la esperanza es un don
y una virtud teologal.
Al final vuestra razón
poco a poco se impondrá
para que el barrio disfrute
de prosperidad igual
que el municipio mayor
del que sois parte esencial.
Senda de los Pescadores,
no me la dejéis de andar
con la caña al hombro y con
la bota de vino al par
para recoger los peces
y los cangrejos de cal
que pululan como antaño
y bien sabrosos que están.
De esto todo lo sabéis,
no lo debéis olvidar,
pues vuestros padres probaron
ese sublime manjar
cuando doblada la espalda
sobre el rubio cereal
con la hoz y la zocata
lo segaban por un real,
de los de entonces, que ahora
supondría un dineral.
Y aquellos hijos e hijas
que salieron del hogar
para buscarse una vida
mejor en el más allá,
llámese Valladolid,
llámese País Catalán,
que vuelvan, ¿pero qué digo?
Hoy con nosotros están.
Bienvenidos a su valle
verde, jugoso y frutal.
Bienvenidos a la tierra
que les vio crecer, jugar,
estudiar, enamorarse
y rezar, también rezar,
que es de nobles criaturas
inclinarse ante el altar.
Arde en fiestas La Velilla
y aquí agosto es un panal
de abrazos y de recuerdos
en ambiente familiar.
Gritad conmigo, paisanos:
¡Viva, viva este lugar!
¡Vivan abuelos y nietos!
¡Vivan en amor y en paz
mozas, mozos, grandes, peques
y la corte celestial!
Que las campanas del pueblo
no cesen de repicar.
en honor del Salvador,
tilín viene, talán va.
A la rueda, velillenses,
a la rueda sin parar,
que la Virgen de estos cielos
con placer os mirará.
¡Viva La Velilla, viva!
¡Viva por siempre jamás!
Aplaudidme si queréis,
que yo me dejo invitar
en el Hotel “Puente Cega”
de mi admirado Julián.



a.sotopa@hotmail.com
91 847 02 25


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