lunes, 16 de diciembre de 2013

El cronista Ricardo Guerra echa una mano a José la Nochebuena en la Dios se hace bebé


Mi Ricardo, a flor de alma, fue a Belén muy de mañana desde Arévalo,

y qué gracia, que encontró toda nevada la cuevita que buscaba, donde

Dios –mama que mama- como un Niño tiritaba en los brazos de María

Inmaculada.

Ven aquí, dijo José; echa una mano en el taller, que una Cruz tengo que

hacer de este cedro montañés, la que espera al Enmanuel -¡oh, Jerúuu…,

Jerusalén!- cuando suba a padecer por los hombres de Israel. Sierra,

sierra, arevalés.

Y Ricardo echó una mano, y hasta más hubiera echado, dos o tres, si la

Virgen no dijera, arrulladera, párate, que bien sé lo que tú admiras al

Bebé; tómalo, tuyo es.

El buen Guerra lo tomó, se arrodilló, besó sus pies.

-¿Y la Crónica?

-Ya la conté.

91 847 02 25 

a.sotopa@hotmail.com

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