viernes, 1 de noviembre de 2013

Elegía cacereña




Declamada el 27 de octubre de 2013 en el Hotel Palacio de Oquendo al término del almuerzo de clausura del XXXIX Congreso Nacional de la RAECO 
Apuleyo Soto

Comensales colegas
del arte de contar
en libros de papel
y en pantalla global,
ahora que ya nos vamos
de este Congreso impar
con Cáceres al fondo
bello y monumental
como estampa del alma
que nadie va a borrar,
os regalo un romance-
cronicón, que será
un hito inmarcesible
de la extremeñidad.
Va por todos ustedes
con humor y humildad.

Primero fue el encuentro
paragüero y cordial
en la Diputación
o matriz provincial
con la lluvia en la calle
cayendo sin parar
a golpes de recuerdos
y ríos de cristal.

¡Todos juntos, qué corros,
qué entrelazos de paz,
qué alegría, qué abrazos,
qué damas, qué mirar;
qué ilusiones cumplidas
cada año más y más;
qué medallas antiguas
y nuevas a estrenar
con el blanco y el oro
en mezcla sin igual!

Al frente del evento
la mesa señorial
con alcaldesa joven
y orgullosa a la par.
Expectante silencio.
Salón a rebosar.

Comienzan los discursos
de gran solemnidad.
Extremadura abierta
como dehesa en canal
se entrega a los Cronistas
en comunión de afán.
Conquistadora nata,
conquistado nos ha.
La RAECO lo sabe
y lo quiere ensalzar.

Tras las palabras previas
del Crono-Berrocal,
homenaje a los socios
de más antigüedad:
Mariángeles Lavín,
el cazorlense Juan,
el lorquiano Guirao,
el Madariaga leal,
y Luis Fernando Palma,
del lucense palmar,
y Luis Segado Gómez,
villafranqués puntal,
y un Lesmes arcangélico 
del fiel San Sebastián.

Después, la nueva tropa
de socios en agraz
recibiendo la venia
de la Real Sociedad
que ve cómo se acrece
su impacto en lo local.
Entonces, Teomiro,
victoriosa y juncal,
nos habla del “papel
del Cronista ejemplar”
en la conservación
del Patrimonio actual.
¡Quién hablara tan bien,
de forma natural,
como esa profesora 
de la universidad!

Parece que fue ayer…
y se ha acabado ya.
Parece que fue ayer
-¿verdad, verdad, verdad?-
cuando llovía a mares
por la vieja ciudad.
Parece que fue ayer
cuando hasta un centenar
de escritores llegábamos
a ese patrio solar.
Parece que fue ayer
y transformado se ha
en un futuro claro,
multidisciplinar,
por mor de Antonio Luis
Galiano, capitán.
¡Para él el aplauso
del Congreso en su sal!

Tras Presi y Alcaldesa,
rigor procesional
del conjunto dejando
su labor cronical
en libros y más libros
de carácter local. 
Laureano los coge
y pone en un altar.

Un escaso receso
y luego a coctelar
en el viejo palacio
pétreo de Carvajal.
Allí, en grupos movibles,
con pinchos al azar:
Santos Benítez y
Jiménez Berrocal;
Allí, Enrique Aguinaga,
el decano en edad,
con boina vasconiana
y perfil otoñal;
allí, Joaquín Criado,
cordobés naranjal,
presidente honorario
de memoria inmortal;
allí, Alberto González, 
barbado y transversal
con décimas o espinas
de corte intelectual;
allí, con sus guitarras,
Luis Fernando Leal,
Paco Sala, Rivero,
Estarlich y Momblanc,
Rafael Vázquez Lesmes,
José Luis de Tomás;
de Villarta, Teófilo;
de Borja, el santo Aznar;
de Sepúlveda, Antonio,
(o callado o locuaz);
de Andavías, Mateos, 
por su pueblo natal;
de Algete, el buen Miguel;
de Teruel, mi Vidal;
de Sanse, Santi Izquierdo;
de Aranjuez, Lindo asaz,
y Cármenes y Adelas
y Alejandro Galán
y Lisón, Ángel Calle,
Juan Jesús Díez Sanz,
Ricardo Guerra, Pieras,
Juan Alonso Resalt,
Sánchez Molledo, Oya,
y Francisco Cillán,
Melgares, Esperanza,
Lendoiro, Soledad,
Quijada, Ortega, Palma
y José Lairón Pla…
Me canso y ya no alcanzo
a otros muchos citar.
Perdónenme Remedios
y la bella Pilar
y José Antonio Ramos
y María Pulgar
y Agustín Conejero
y el Valentín audaz.
La noche nos envuelve.
Al hotel y a callar.

El sábado glorioso
nos despierta en un haz
de rayos luminosos,
¡oh sol de claridad!
Puesto que ya ha escampado,
adiós al soportal.
La gente es una rosa
andante y comunal
bajo un cielo de plata
azulada y vital.

A las primeras horas,
reunión general;
las comunicaciones,
un éxito total.
Quién habla de su pueblo,
quién de su capital.

Al Museo de Cáceres
las señoras se van
como palomas pías
del blablablablabla.
¡Señor de las palabras,
Señor, ¿qué se dirán?
Son el libro viviente
de la exacta igualdad.
¿Ejemplos?: Pepa-Amparo,
binomio singular.

Por la tarde, cien vírgenes
inundan la ciudad
a los aires vibrantes
del son municipal.

Cena fría dispersa
de bar en bar y bar,
y a dormir otra vez
¡una hora de más!

El Domingo de Dios,
en la concatedral,
Santa Misa, perdón,
pecadores, rezad.

XXXIX Congreso
de la RAEC0, ¡plas!;
el eco no se acaba,
de boca en boca irá.
Almuerzo de clausura.
¡Ay, no me hagáis llorar!
En la vetusta Oviedo,
al Norte y cara al mar,
un año por delante
nos tiene que esperar
el XL Congreso
que ya ha empezado a andar.
Pues que lleguemos todos.
Quizás, quizás, quizás.
Igual que Landelino,
yo me ausento “en plural”.
Mil gracias, compañeros.
Daros siempre la paz.

91 847 02 25



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