Que “el genio femenino”
ascienda a las alturas
de la curia y sus púrpuras,
lo ha dicho el argentino
Papa Francisco.
Y bienvenida llegue
la arriesgada propuesta,
pues teniendo corderos
tiene el Pastor corderas,
y eso es Iglesia.
Sin la Santa María,
ni Jesús predicara
ni Pedro más pescara
en Roma y Palestina:
pescas divinas.
Yo, pecador, confieso
con el docto Francisco
que la Iglesia del Cristo
se halla en franco receso
sin femíneo sexo.
Gloria a Dios, gloria al clero.
La mujer es la antorcha
que la devoción porta
por el mundo entero.
Por ella apuesto.
¡Oh religión del Libro,
por fin da su papel
a la ignota mujer
que a través de los siglos
se inmoló en sacrificio!
Vayamos todos juntos
en la fiel comunión
de un adorado Dios
que nos creó conjuntos
y punto. Punto.
91 847 02 25
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