lunes, 19 de agosto de 2013

Veraneario 2013 (XVI)

COSAS DE CADA CUAL. Cada cual te cuenta sus cosas y su visión de la vida y los negocios, diferentes en unos y otros. A veces, complicados ambos  también. Eternamente varia  y multicolor es la existencia humana en los pareceres/apareceres  del cristal con que miramos y la oreja con que oímos. Por eso hay que estar atentos y receptivos, con caución y precaución, ya que, algunos que intentan enseñarnos , callan lo que no les conviene y fabulan más de la cuenta  sobre lo que solo  les interesa a ellos. Y nos dejan perplejos y desorientados. Pongo algunos ejemplos.

COSAS DE UNA HERMANA. Mi hermana Alejandra, con casi ochenta “años infantiles”, habla por un tubo de su garganta profunda, y no para de desembuchar escenas que le acontecieron en la infancia y en la juventud, pero calla más de lo que suelta. Uno no sabe nunca ante ella cuándo se apoya en la realidad o desbarra en la fantasía. Los recuerdos los elige o la traicionan sin que se entere. Según mi hermana, el ochenta por ciento de los maridos de entonces mantenían una relación extraconyugal con las criadas a su servicio, la/lo cual generaba carne de hospicio asistencial. Ni tanto ni tan diferente a lo de ahora¡ Ay, hermana, qué pesada eres! Cambia el chic obsoleto!

COSAS DE UN TÍO. Un tío era un tío hasta en las postrimerías del siglo XX, que ya es decir. Un tío tenía autoridad y merecía respeto. Un tío te daba incluso una hostia, no precisamente comulgatoria porque para nada estabas de acuerdo con él, ya un poco pasados de rosca los dos.  Mi tío Juanito se remojaba en vino en  las cubas de Fuentidueña y en agua clara y tibia tras la pesca de los peces del Duratón en esa villa. Sigue haciéndolo como un niño, y también coge caracoles, almendrucos, nueces y berros en los manantiales y arenas que van de Laguna de Contreras a Rábanos. ¡Cuidado, tío, pasó tu tiempo! Déjaselo a Moisés, que se salvó de las aguas egipcias y de las tuyas.

COSAS DE UN SOBRINO. Un sobrino ya ha nacido con la casa puesta, regalada, y no sabe lo que es trabajar. Aún así quiere darte lecciones. “Estás anticuado”, te suelta con desparpajo de SMS por el whasapt  mientras come de ti y mama de las ubres de la madre que le parió.

COSAS DE LA ABUELA. Una de las muchas abuelas que pueblan la sociedad actual me cuenta que los niños gordos, rollizos, encarnados, bracicortos y patizambos, con sobrepeso, no son solo producto de estos días abundantes, sino que  una vecina de su pueblo (segoviano) engendró un pequeñajo de ¡siete kilos y medio! ¿Qué hacer con él? La partera Bernardina, ahíta de anís La Castellana se sentó sobre el vientre de la parturienta, machacándolo, hasta hacerlo salir…muerto. ¡Dios mío, qué negro alumbramiento!

COSAS DEL ABUELO.  Los abuelos no están más que para llevar al parvulario a los hijos de sus hijas, las que tienen que trabajar para mantener el hogar caliente y la nevera fría abastecida. ¿Soldada de ellos? El puro cariño que no pudieron otorgar a sus retoños, porque eran ellos los que tenían que dar el callo diario de las manos cuando las cosas venían tan mal dadas como ahora.


91 847 02 25

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