jueves, 8 de agosto de 2013

Andar, que es verano

En lo Alto de Tablada, la Sierra pasada, encontré una serrana brava y segoviana, dijo en fabla hispana creciente y galana el autor, por gana, de la soberana novela donjuana que inventó a la dama monja enamorada, la Garoza blanca, pía y entocada, literaria y guapa, antes que otra espada o pluma mojada, la hiciera la amada de Tirso el de Marta, la piadosa vana, y del Lope al alza y la zorrillada.

A la pata llana de cuentos y fábulas, de líneas tasadas en coplas rimadas y de aventuradas historias gozadas, nos dejó contadas tantas bufonadas que ya no importara cuál le dio la vara, cuál le enamorara, cuál le destinara a María la santa bien llevada en andas judeo-cristianas, después que se andara por la sierra brava por la que pecara en su vida humana libre y descarriada.

Alto de Tablada, el rezo y la holganza, amor y pitanza juntos en la danza que a todos alcanza, la muerte en guadaña garduña sin falta. Todo queda en casa.

Y en la remembranza, por montes y playas, que la vida vaya en justa alianza con la divagancia del cuerpo y el alma. A andar, perroflautas, muchachos, muchachas, desnudos de faldas, camisas y calzas. Verano, qué alta ocasión soleada para dar la espalda a todo. Ya basta.

Con mis propias ansias me quedo a las anchas. Quedaros a pachas. Ya vendrá otra estancia, tan buena y tan pancha como esta dorada que nos acompaña.


 91 847 02 25




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