Cuida la finca,
dijo el padre al hijo.
A la rebatiña
con los grajos pijos,
y a las malas hierbas
a hierro fijo.
Tú busca a los topos
en sus escondrijos.
Yo ya soy anciano.
Por eso te elijo.
El hijo le oyó
como si lloviera,
pero caso no,
nunca le hiciera.
¿Termino el poema?
No, no, por favor.
Me da mucha pena.
Tfno: 91 847 02 25
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