jueves, 23 de mayo de 2013

Canto a la educación Lasaliana en el encuentro de Griñón13


A Juan el Bautista
de La Salle, Hermano
fundador en Reims
-santo, santo, santo-
de los pobres profes
cali y ortográficos
que en medio de un medio
super superágrafo,
con padres obtusos
y niños escuálidos,
todo se lo dieron
al gran pueblo llano…,
canto en un romance
castellano claro
por la educación
de tonos socráticos,
matices ilustres
y toques cristianos
en los que aprendimos
a ser hombres sabios
y distinguidores
de lo bueno y malo.
Hasta él me llevó,
muy pasito a paso,
desde una aldeíta,
desde un rincón raro,
recio, convergente,
cereal y aislado,
un fraile Benigno,
que me dio su mano
sagrada y bendita
llena de entusiasmo,
la bondad extrema
como escapulario
y un aire sereno
de perfiles laicos
que en torno a sus preces
mi alma alfarearon
para siempre igual
que un tarro de barro.
Griñón esplendía
como luz en rayos;
sureño Madrid,
qué recuerdos guardo,
con las amapolas
sangrándose en mayo
y los tulipanes
y los tiernos nardos,
y las azucenas
de novias en blanco,
campo de San Pedro,
campo, campo, campo,
flores a María,
floreros en ramos.
¡Qué tiempos aquellos,
tan ricos, tan párvulos,
displicentemente
hoy degenerando
en calles y plazas,
en clases y claustros,
donde no se aclara
qué pasa a diario
sino que es un turbio
río fuente abajo
todo lo que se hace
con tintes dogmáticos
de acoso y derribo
de lo que fue al caso,
un caso inusual:
magno, magno, magno,
con Tomás de Aquino,
el Agustín mauro,
Dante y el Petrarca,
Ariosto y Bocaccio,
Rafael, Durero,
Lisa y Abelardo,
Buenarroti el Ángel
Y el Cid cabalgando.
Estamos, señores,
desnudos y al pairo,
oh qué triste suerte,
oh qué vil fracaso
el de la enseñanza
 a esfuerzo quitado.
¿Para esto, al fin,
tantos, tantos años
de desierto inerte,
de trabajo en paro?
Que vuelva Jeová
y los ponga a salvo,
porque en las ideas
nos hallamos huérfanos.
Don Carlos Urdiales
y Aurelio Labajo,
vosotros que fuísteis
nuestros profes majos,
oíd esta queja,
pero no culparnos.
La Salle está en pie;
sigue, pues sigamos
su método insigne
con la estrella en alto,
con sus cinco puntas
y la flecha en arco
tirador a diana
de más sobresaltos.
Me callo, me siento,
me doy por templado.
Volvamos al núcleo,
volvamos, volvamos.
Si España renace,
seremos templarios
del renacimiento
que tanto ansiamos.
Sea aquí y ahora.
Para eso estamos.

91 847 02 25

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