lunes, 19 de noviembre de 2012

ELOGIO DE LOS INMIGRANTES CASTELLANOS Y LEONESES EN BARCELONA

Dignísimos emigrantes de Castilla y de León; paisanos que admiro y quiero por vuestro esfuerzo inversor; parias sueltos que el destino en Barcelona os juntó como un haz de flechas múltiples lanzadas al exterior.

Señores a los que el oro que de todos es señor, del honrado solar patrio como a una espiga arrancó para llevársela al viento del éxodo emprendedor; romeros, siempre romeros por campos de promisión en busca de mejor suerte y de un trabajo mejor; peregrinos del progreso que atrás dejásteis alfoz, bodega, escuela y corral, padre, madre y azadón en pro de ilusiones nuevas y de nueva casa en pro; almas cándidas vagando como aves en procesión; cuerpos de cintura brava, cuerpos de carga y labor: trashumantes incansables a cuestas con el zurrón de unas pequeñas monedas ahorradas con el sudor de la frente, de los brazos, de la piel y el corazón.

Labradores inclinados al par que al primer albor al surco, a la mala hierba, la retama y el cambrón, o subidos en tractores cara al viento y cara al sol, cual capitanes del trigo derramado en derredor: La vida tenía un precio, y ese precio, cómo no, lo pagásteis desterrándoos aunque os costara un riñón.

¡Ay, hermanos descarriados, cuánto trabajo y dolor en los senderos torcidos por nativa imposición! Había que partir lejos del entorno que os parió y partisteis cabizbajos por la Gran Ciudad de Dios con una mano en el culo y otra en la especulación.

Calles, caminos y plazas lloraron por vuestro adiós, a veces solos y a veces con hijos alrededor, pero hoy vivís al abrigo de un Hogar acogedor, un Hogar barcelonés que es Centro de reunión. Hoy estáis codo con codo. ¡Seguid juntos, por favor! ¡Castillos tiene Castilla! ¡Leones guarda León!

Palentinos de galletas dulces del Alto Campoo, zamoranos del Rey Sancho y el buen Cid Campeador, abulenses o avilíes de amurallado esplendor, pucelanos con riberas que huelen asaz a alcohol, infanzones burgaleses ávidos de unión-unión, comuneros segovianos del Acueducto Mayor, leoneses atrapados en las minas del carbón, sorianos resistidores al numantino invasor, por donde el Duero se escurre desde los Picos de Urbión, cultísimos salmantinos  del Tormes azul que vio cómo Lázaro bebía el vino al predicador…¡adelante todos, todos, no hay que parar nunca, no!

Acordaros de los vuestros, acordaros de que sois adelantados del cambio que el Estado transformó en una piña de pueblos recia y ancha de pasión. Que la andariega Teresa os dé pues su bendición. No es para nada humillante ser un ser emigrador.

 T: 91 847 02 25
a.sotopa@hotmail.com

No hay comentarios:

Publicar un comentario