viernes, 16 de noviembre de 2012

A LA MUJER PINTADA POR BENE GÓMEZ

Yo no sabía qué era una mujer madura
hasta que vi en tus óleos su soledad intensa,
con la mano en el cuello de alabastrina garza
y los ojos lejanos, profundos como perlas.
Yo no sabía qué era una muchacha al viento
con los brazos en aspas de resbalada seda,
hasta no dar contigo y una joven de rosa
queriendo sujetarse la ardida cabellera.
Yo no sabía qué era ni una madre gitana
ni una dama y señora con la niñez a cuestas,
hasta que no me puse frente a tus cuadros, Bene,
que queman como fuego y abrazan como yedras.
Ahora que te conozco y observo por los lienzos
desbandadas de flores y zumbidos de abejas,
pienso que perdí el tiempo que anduve disipado
detrás de otros encantos, detrás de otras estrellas.
Pero no me lamento, porque octubre se colma
con su lumbre dorada de redondas cosechas
y en esta Sala honda de las Caballerizas
aún las puedo mirar como a las lunas llenas.
De gracia y temblor íntimos resaltan tus figuras
entre cestos de frutas sobre las alacenas
y de puro misterio restallan y estremecen
esas mujeres tuyas de delgadas caderas.
Ya no me voy de ti, pinceladora grácil
de la vida, la tierra, la emoción y la idea.
Ya no me aleja nadie de tus Nausicas núbiles
con los hombros nevados en desmayada ausencia.
Me estoy aquí a tus pies, en equilibrio de hombre,
sabiendo que me encuentro ante una real hembra,
con todos los colores que a Ulises le brindara
otra mujer con cuerpo de ululante sirena.
Dime qué ángel caído, carnal y volandero
de anunciación virgínea te presta su paleta.
Dime quién te sostiene, mientras pintas y pintas,
la blanca impavidez desnuda de las telas.
¿Es Murillo? ¿Es Meléndez? ¿Es un Julio Romero?
¿Es Sorolla en su playa de innúmeras arenas?
¿O es un duende, una maga, una ninfa o un gnomo
que transforman en cuadros sus artes hechiceras?
Me da igual; correré, correré, linda amiga,
como corren brincando por las verdes praderas,
en saltos sanjuaneros de espiritual ternura,
los ciervos amorosos en pos de las gacelas.
Y tú mantente niña, muchacha, adolescente,
cual esa musa insomne que es la Naturaleza,
arracimada Caja de Pandora en tus dedos
para surtir al mundo de luz de primavera.
Dios se ha hecho mujer en tus cromos tan frescos,
Dios es carne palpable y es Eva y es oblea
para la comunión de los amigos todos
a los que con tus óleos nos signas y recreas.
Anda descalza el agua. Quédate con nosotros.
Déjanos que acunemos las lánguidas doncellas
que has impreso esta tarde autumnal de Segovia
y son ricas, torneadas e intasables monedas.


T: 91 847 02 25
a.sotopa@hotmail.com

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