jueves, 13 de septiembre de 2012

SEPTIEMBRE YA NO ES VERANO AUNQUE ÉSTE LLEGUE CASI AL FIN DEL MES


Los días se acortan, las noches se alargan, estamos entrando en las cavernas platónicas de deseos del otoño. Bienvenidas sean con sus frutos cuajados esas esperanzas que fueron flores de abril y mayo: la pera, la manzana, la castaña, el almendro, el membrillo, la uva y la oliva, con las que elaboraremos la subsistencia del invierno, ayudados con el tocino imberbe del marrano novembrino, si a vos os plau, a vosotros, vosotras, Comunidades Autónomas, peticionarias insaciables.

 No hay paisaje más serenador que el del otoño preinvernal,con sus hojas arborícolas marrones y decaedescentes,  cuando la naturaleza se serena y se concentra en sí misma, como nos serenamos y concentramos nosotros en la intimidad de la rutina cotidiana: ir a trabajar y nada más, que hay que cosechar para la casa llenar.

Reunidos todos en torno al hogar, gozamos de los frutos que el sol soleó como gran capitán. Ahora, recogidos entre nosotros mismos, vamos a la escuela, vamos al tajo o trabajo, vamos a la oficina y al bar matinario, y seguimos a verlas venir, porque la vida está así de mal, que no nos deja tranquilos vivir, si no nos llevamos un fruto a la boca. Toda pretensión es poca, tal como se avecina la economía, con prima de riesgo incluída. ¿Y quién será esa prima, que nos pone en riesgo, de dichosa nada? Porque nos jode la jodía.

Frau Merkel, escucha, hoy es siempre todavía; déjale a Mariano Rajoy ensayar su propia vía. Resolveremos lo que sea en situación tan comprometida.



 


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