No se usan, no se estilan, y qué lo vamos a hacer. Hace tiempo que las buenas maneras y costumbres no están de moda al uso y han perdido la elegancia que caracterizaba a las señoras y señores españoles, todo un ejemplo en el trato social, comunitario y familiar... antaño. Lo he dicho bien: antaño.
Ya no son arte ni parte compartidos que merezcan la pena ser practicados en un mundo el el que todos todo se lo toman a la ligera y manga por hombro. Sobran rotos y descosidos, y nadie da puntada al hilo de la convergencia, la conveniencia y la solidaridad.
Aquella caballerosidad andante cervantina que echamos de menos se ha ido de calle y no piensa ni quiere volver, tal como se encuentra hecha añicos la educación ciudadana, que de educación y de ciudadanía, muy poco que le queda, si es que le queda algo de porvenir.
Hoy se comentan más y se valoran más también las sentadas ofensivas en la rúa que los levantamientos del pompis del asiento en el metro o el autobús en beneficio de los viejos o incapacitados. Y son solo un par de datos negativos los que expongo.
Honradez, galantería, cortesía, ¡oh conductas y palabras desusadas y manipuladas!, van a acabar por desaparecer del diccionario después de desaparecer de la existencia cotidiana.
Lean, por favor, las máximas, sentencias o aforismos del jesuíta de oro Baltasar Gracián en su Oráculo Manual, y, después de reflexionar un poco, díganme cuán bajo hemos caído.
a.sotopa@hotmail.com
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