viernes, 13 de julio de 2012

Arde el país

Arde el país. Pero no solo por la calorina de Julio que ha calcinado el rico Reino de Valencia en un pis-pas descontrolado, sino por la mecha de los mineros encendida en la propia capital. Que en su macromanifestación se colaron elementos antisistema es muy de creer y habrá que tener fe en la policía, que acaba de mostrar a los ciudadanos sus armas y bagages: adoquines levantados de las calles como en el 68 francés. Eso no es democracia, currantes. Eso es el cuadro goyesco de la ceremonia de la confusión a palos. ¡Tan hacia atrás "hemos crecido negativamente", como se dice ahora, dos siglos después!
 
Arde el país porque el presidente del Gobierno ha contado en el Congreso las verdades del barquero desde su puesto de capitán -estamos hundidos, no tenemos dinero- y el pueblo, que se siente herido en su dignidad laboral, no quiere oírle ni hacerle caso a los recortes. Hasta las comunidades de Extremadura y Castilla y León, peperas, se han abstenido en la votación y han hecho mutis por el foro. El pueblo, por los que le azuzan continuamente, quiere seguir en el estado del bienestar. Honestísima demanda, si se efectúa en paz y con lógica.¿Pero da el presupuesto para todos ahora como daba antes?
 
Arde el país porque los políticos son excesivos, y la burocracia es excesiva, y sus sueldos son excesivos. Arde el país porque la productividad no se corresponde con los derechos adquiridos por los trabajadores -vacaciones, pensiones, gratis total en medicamentos, casas subvencionadas, estudios subvencionados...-, y así no hay país que se mantenga. Arde el país porque muchos cobran lo que no se ganan con el sudor de su frente, la labor de sus manos o el producto -escaso- de su inteligencia y formación universitaria. Que está por lucirse.
 
Arde el país porque lo compramos casi todo de fuera y hemos abandonado la agricultura y la industria; se desfondó la caja y esto ya no es Jauja ni siquiera Babia, donde habitamos en el septenato anterior, que fue un desparrame sin sentido. De donde no entra, no puede salir más que nada. Todos somos culpables.
 
¡Pero encima vamos a quemar y destruir lo poco que nos queda! A mí también me han quitado el pavo de Navidad. ¿Y qué?

a.sotopa@hotmail.com

1 comentario:

  1. Esta mañana yo mismo me levanté con ganas de quemar España por los cuatro costados y después licuar lo que queda.

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