viernes, 22 de junio de 2012

Mujeres destapadas por tierra y por mar

¡Qué gusto contemplarlas y admirarlas, calle Real arriba y abajo, o expuestas en la Plaza Mayor, o dilatándose y extendiéndose por San Lorenzo, San Millán, La Lastrilla, Zamarramala, los altos del Parador y la cuadrada, rectilínea y popular Nueva Segovia! Son las mujeres destapadas, cimbreando el cuerpo gentil por las aceras, como palmeras plurigénitas del cemento de Arahuetes y Compañía. Es el verano, que se ha aposentado entre nosotros, como la amapola entre el trigo, y parecía estar muerta, pero qué viva, roja pura y ganadora, como La Roja futbolística de la Copa de Europa.

Siempre fue la mujer "hembra placentera" al decir del Arcipreste de los arciprestes Juan Ruiz de Hita en su Libro de Buen Amor, que a verlas vino traspasando la Sierra entre vaqueras, desde el exilio al que le obligó el arzobispo de Toledo. Tiempos aquellos en contraposición con estos de ahora, la mar de libres y desinhibidos. Como deben ser. La vida se abre. La mujer se abre. Abrámonos todos.

No toméis esto que digo a machismo, nada más lejos de mí, la mujer es la perla preciada que todo hombre ansía descubrir y sacar de su concha bivalva en la que en el invierno se encierra con tocas, rebecas y abrigos.
 Yo no me enojo porque penséis lo que queráis, sino que me mojo poniendo por escrito mi verdad y acaso también la vuestra. ¡Venga, vamos, proclamarlo en voz alta, en voz que suba hasta las espigas de la dama de las catedrales y los pináculos del Alcázar! La mujer es bella, la vida es bella, bella es Segovia.

a.sotopa@hotmail.com

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