viernes, 27 de abril de 2012

A sembrar las calles de pancartas y banderas


Me da en la nariz que los únicos que van a trabajar el  Primero de Mayo van a ser los sindicatos de clase. Quieren sembrar las calles de pancartas, banderas, pitos, tambores, flautas y pegatinas, y eso da mucho quehacer a los afiliados. 
Veremos a ver si lo consiguen, ya que las tijeras recortables las mangonea el gobierno, de momento, y a lo mejor no les llega el presupuesto a CCOO y UGT para regalar bocadillos y refrescos a los manifestantes, que a eso se acerca más de uno, a manducar y gritar, y otros, los vándalos asistemáticos, a hacer músculos destripando mobiliario urbano. ¡Qué brutos! ¿En qué cabeza de gorila cabe que de esa forma puedan o quieran construir o reconstruir un país? Pues no hay quien les rechiste ni se les resista, que es que dan miedo. 

“Inteligencia, dame el nombre exacto de las cosas”, cantaba Juan Ramón Jiménez, pero ellos continúan embistiendo. Educación y Cultura, orden y reivindicación no van parejos siempre, desgraciadamente. 

A mi me gustan las manifestaciones tranquilas, sensatas, justas y a cara descubierta, con la verdad por delante, no la mentira ni la demagogia.

Yo sembraría las calles de árboles, farolas, libros y papeleras, y los balcones los sembraría de rosas, petunias y geranios. Parece que hay menos gente por esa labor, de ahí que en los municipios crezca cada día el equipo de barrenderos y recogepelotas (de goma y chicle). Pero sería bonito, hombre.

Así que tengamos la fiesta en paz, de brazos caídos por un día, gozando de la primavera, que ha tardado este año en asomarse a lo Sandro Botticelli. Díselo con flores, les aconsejaría yo a los alborotadores profesionales. ¡Cuánto consigue una flor!


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