Nevando,
nevando,
se
va poniendo el campo
todo
de blanco
sobre
los álamos
y
los robles copiados
con
su cálamo almo.
Nevando,
nevando,
virgen
el pámpano,
virgen
el lirio y el manzano,
virgen
la hortensia y el rosal sangrado,
vírgenes
tú y yo, dame la mano,
que
abril es huérfano
del
invierno cano.
¡Qué
hermoso el tránsito:
la
primavera en ramo
y el
hortelano
con
la azada en los brazos!
Así
se fuye el frío al aire cálido,
así
las hojas caen del calendario,
así
cuerpo y espíritu…, asediados
son
por el tiempo intermediario.
Y no
hay más que esperar, compañero y hermano,
tan
temprano.
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