jueves, 9 de febrero de 2012

Vivir para Wert


El nuevo ministro de Educación, Cultura y Deportes, don José Ignacio Wert, nos ha hecho ver las contracciones y contradicciones de la asignatura zapatera titulada Educación para la Ciudadanía, que tantas controversias dilapidó –miles de firmas en contra- y ahora y al fin, limpia de signos ideológicos sectarios. Bienllegados sean él y ella.


Nadie, ni siquiera el gobierno de turno, puede entrometerse en la conciencia y la moral de los ciudadanos, que es cosa aparte e independiente del funcionamiento en paz convivencial de la sociedad. Ya está bien de ensayos torpes, malamente llamados progresistas. ¿Es que no sabemos los parias mandados adónde ir y lo que hacer? Un respeto, hombre. Y cuidado con la familia.


Pero a otra cosa, a la cosa de ahora. ¿Por qué no distribuir los cometidos de la educación cívica, de manera trasversal, entre las enseñanzas troncales de lengua, matemáticas y ciencias? Manos a la obra, sin distraer la atención de esas asignaturas, determinativas de la ocupación del estudiante en la sociedad, a la que le resultará rentable, sin tener que emigrar a países más serios y profesionales.


No siempre es cierto que el más listo sea el más bueno, como pensaban y deseaban los clásicos griegos y latinos, pero algo ayudará el saber a mejorarse. Y adiós corrupción. En esas estamos, por lo que se aprecia, con un estatuto de autoridad del profesor y de disciplina del alumno en ciernes. ¡Oh amigo admirado, Francisco Rodríguez Adrados, tureganense de pro, cuán tarde te han hecho caso! Consuélate, a Sócrates quisieron exiliarle y se bebió la cicuta, y Séneca, maestro de Nerón, el incendiario lírico de Roma, se cortó las venas en el baño, por no claudicar con los Claudios que se avecinaban. ¿Cuándo fructificará definitivamente el árbol de la Ciencia del Bien y del Mal? ¡Ay, paraíso terrenal, mucho te has hecho esperar!


apuleyosotopajares@hotmail.com

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