lunes, 13 de febrero de 2012

Los trabajos de Dickens y Cervantes


Inmerso como estoy en la lectura apasionada de “Los trabajos de Persiles y Segismunda”, obra póstuma del inmortal Miguel de Cervantes, asocio su nombre al del inglés Charles Dickens, cuyo doscientos aniversario conmemoramos con fruición. 


Ambos fueron dos forzados de la pluma, no a galeras sino a las galeradas de la imprenta. Tuvieron que escribir para comer.


Con inteligencia, humor, ironía y crítica social, estos dos “monstruos de la naturaleza” alimentaron la sed de conocimiento y entretenimiento de miles y miles de lectores.


Al uno le molieron a cárceles y juicios; al otro le tacharon de “sentimentalista efusivo”, pero su obra permanece, aunque fuera dada por entregas como el forraje diario. Dumas y Dostoievski también vivieron amarrados al duro barco, banco y remo del trabajo, escribiendo sin parar y criticando los vicios de la sociedad. Parece que siempre ha tenido que ser así: No hay otra forma de liberarse.


Léanlos, reléanlos, se sentirán satisfechos. Se trata de escritores que supieron bucear en las abismales profundidades del ser humano. Nos ayudan a comprendernos mutuamente, unas veces con un látigo fustigador, otras con el arco iris de una sonrisa. 


apuleyosotopajares@hotmail.com

No hay comentarios:

Publicar un comentario