domingo, 5 de febrero de 2012

El sentido común


Por fin parece que se implanta el sentido común en la mente del común mortal. Menos mal. Aunque todavía nos lastran los utópicos nostálgicos que piensan que todo el mundo es bueno o que la libertad consiste en hacer lo que a cada cual le sale del bolo de las gordas pelotas, sin tener en cuenta al prójimo vecino o al superior que por serlo manda y ordena, como debe ser y ha sido, por conveniencia comunitaria.

Es cierto que la sociedad y la enseñanza y la educación nos limitan por partes muchas, pero a la vez nos encauzan correctamente, nos pulen, engrandecen y subliman. En ello consiste hacerse un hombre. O una mujer, ahora que el feminismo se alza como bandera. ¿Y por qué no? Pero de ahí a creer que la vida es un orgasmo o asamblea perpetuos tipo 15-M, queda un trecho, que debemos recorrer con tacto.

Sentido común nos sigue faltando. Sentido común es una reforma laboral profunda que achique el paro rampante de la juventud y la madurez productivas. Sentido común es sosegar y no alborotar la calle que tienen tomada Pilar Bardem y compañía. Sentido común es atemperar las pasiones de este país de pasiones temperamentales que revuelven y deshacen la casa encamados, y realizarlo con un granito de sensatez y templanza. 
A por ello. Vamos. Pasito a paso, sin orgullos ni humillaciones.


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